Pues nada, creo que es necesario escribir un post con reflexiones acerca del año.
Este año ha sido un poco raro, he competido bastante poco por diversos motivos, unas veces era por motivos de salud (tobillo, rotura del dedo) y otras por motivos mentales (lease los casos de TP60 y Botamarges).
He descubierto cosas que no sabía de mí, pensaba que quería ser ultrarunner y ahora no lo tengo tan claro, no es ni bueno ni malo, es sólo que le doy tantas vueltas a la cabeza cuando se acerca el día de la carrera ultra que al final cuando no voy es como una liberación y eso sólo puede significar que no confío en mí por diversos motivos y como dice Ander, no siento que es mi momento para hacerlo. Veremos si este año que entra me siento en mejor disposición.
Mi gran asignatura pendiente como todos los años es el peso, entre que soy ancho de espaldas y mis huesos están rellenos de mercurio, mi peso específico ronda los 92kgs (ahora un poco más) y claro, triscando por el monte no tengo la gracia de una cabrilla sino el estilo del oso pardo a punto de hibernar.
La segunda asignatura para recuperar es el tema de la continuidad, corro sin esquema y sin pensar en progresiones, mesociclos, microciclos ni asociados y eso se traduce en falta de uniformidad en los entrenamientos y en falta de dimensionamiento adecuado de volúmenes de entrenamiento, esto en si mismo es un problema grave ya que no planificar la carga impide que pueda absorber progresivamente entrenamientos y por ende lima mi confianza en retos mayores, lo que viene a ser el pez que se muerde la cola.
Como puntos positivos, he descubierto la bici de carretera y me gusta, como complemento al correr pero me gusta, me aburre correr siempre y con la bici de montaña soy demasiado inseguro y le tengo más respeto al tortazo que a pasarlo bien, con la de carretera me siento más seguro (sin salir del carril bici, saliendo ya es otra cosa).
Otro punto muy positivo sigue siendo la familía, a pesar de que el oráculo se está destapando como una corredora voraz, nos estamos motivando juntos para turnarnos y no perder demasiados entrenamientos, no hay malas caras por las salidas a correr y eso se agradece.
En fin, no me ha gustado del todo el año deportivamente hablando (laboralmente tampoco) pero al mismo tiempo ha sido mi año y tampoco hay que darle más vueltas, esto es un análisis al final, y como en el correr lo importante es el durante, el resultado final es lo de menos.
Al final, como imagen me quedo con las sensaciones en lo alto de la montañas, cuando todo es silencio y vistas, cuando no tienes aire para respirar pero te sobra felicidad por haberlo conseguido, cuando ves el sol salir y tu corres hacia la montaña donde nace...
Este año ha sido un poco raro, he competido bastante poco por diversos motivos, unas veces era por motivos de salud (tobillo, rotura del dedo) y otras por motivos mentales (lease los casos de TP60 y Botamarges).
He descubierto cosas que no sabía de mí, pensaba que quería ser ultrarunner y ahora no lo tengo tan claro, no es ni bueno ni malo, es sólo que le doy tantas vueltas a la cabeza cuando se acerca el día de la carrera ultra que al final cuando no voy es como una liberación y eso sólo puede significar que no confío en mí por diversos motivos y como dice Ander, no siento que es mi momento para hacerlo. Veremos si este año que entra me siento en mejor disposición.
Mi gran asignatura pendiente como todos los años es el peso, entre que soy ancho de espaldas y mis huesos están rellenos de mercurio, mi peso específico ronda los 92kgs (ahora un poco más) y claro, triscando por el monte no tengo la gracia de una cabrilla sino el estilo del oso pardo a punto de hibernar.
La segunda asignatura para recuperar es el tema de la continuidad, corro sin esquema y sin pensar en progresiones, mesociclos, microciclos ni asociados y eso se traduce en falta de uniformidad en los entrenamientos y en falta de dimensionamiento adecuado de volúmenes de entrenamiento, esto en si mismo es un problema grave ya que no planificar la carga impide que pueda absorber progresivamente entrenamientos y por ende lima mi confianza en retos mayores, lo que viene a ser el pez que se muerde la cola.
Como puntos positivos, he descubierto la bici de carretera y me gusta, como complemento al correr pero me gusta, me aburre correr siempre y con la bici de montaña soy demasiado inseguro y le tengo más respeto al tortazo que a pasarlo bien, con la de carretera me siento más seguro (sin salir del carril bici, saliendo ya es otra cosa).
Otro punto muy positivo sigue siendo la familía, a pesar de que el oráculo se está destapando como una corredora voraz, nos estamos motivando juntos para turnarnos y no perder demasiados entrenamientos, no hay malas caras por las salidas a correr y eso se agradece.
En fin, no me ha gustado del todo el año deportivamente hablando (laboralmente tampoco) pero al mismo tiempo ha sido mi año y tampoco hay que darle más vueltas, esto es un análisis al final, y como en el correr lo importante es el durante, el resultado final es lo de menos.
Al final, como imagen me quedo con las sensaciones en lo alto de la montañas, cuando todo es silencio y vistas, cuando no tienes aire para respirar pero te sobra felicidad por haberlo conseguido, cuando ves el sol salir y tu corres hacia la montaña donde nace...
Feliz navidad y feliz año a todos.
