Ayer hice la salida semanal. Total 17 kms y unos 950m de desnivel positivo. Por diversos motivos me tocó salir solo y la verdad es que cuesta bastante. Eso de levantarse a las 7 para irse a correr a -5 grados, la verdad es que joroba bastante, pero gracias a la ayuda inestimable de mi hijo pequeño, dije, ¡Que coño a las 7, a las 6:30 y además hago un bibe!. Total, que a las 8 ya estaba dando a la zapatilla.
Como no lo había planeado mucho al final cogí la autopista de la Pedriza y todo para arriba, el problema es que ya llegando al collado, el recorrido se hace bastante pestoso, con poca zona para correr y mucha para escalar, y como quería hacer 20kms y llevaba una hora para 5 kms decidí volverme y hacer dos vueltas al Collado Cabrón desde Cantocochino, de esa forma conseguí hacer 17 kms en 3 horas. No era exáctamente lo que tenía en mente pero al menos era una buena tirada.
Las buenas noticias es que me siento más fuerte, estoy saliendo los domingos en bicicleta de montaña a hacer rutillas de 30kms y la verdad es que algo siento en cuanto a mayor fortaleza y resistencia, y además me cansa menos las piernas. Ahora bien, una cosa es sentirse fuerte y otra sentirse cabra, así que mientras no pierda peso, las cuestas seguirán siendo cuestas y la gravedad seguirá siendo gravedad.
Lo mejor es la sensación a las ocho de la mañana de que estás corriendo por tu parque privado, no hay nadie cerca de tí, sólo tu y los ruidos de inicio de la mañana, el agua corriendo por la pedriza y tu ritmo constante y machacón, donde poco a poco la respiración va haciendose cada vez más fuerte y entrecortada, siempre pensando "me paro cuando acabe la cuesta" y siempre buscando un motivo para no parar.
La pedriza estaba preciosa, sin apenas nieve, con mucho hielo con el que había que tener cuidado y mucho ruido de agua deslizándose. Paradójicamente es el único momento de paz y de libertad sin compromisos de la semana.
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