Afortunadamente no parece mucha cosa, y salvo demostrar que tengo un pie clavadito al de los hobbits, parece que tengo suerte y la cosa queda en hinchazón sin derrame, algo de dolor y cojera, pero suena a herida de guerra.
Esta semana ha sido una semana de vuelta a los entrenamientos después de una semana de parón por una operación menor, ahora ya está todo bien y me estaba intentando poner al día, el sábado salí con la bici de montaña y salieron 35 kms y el domingo tocaba un poco de correr por la nieve con el compañero P. por Soto del Real.
La verdad es que nos reímos bastante pero cada vez nos estamos reconvirtiendo más de corredores a andarines rápidos, le echamos la culpa al ultra (aunque el único ultrero es P.) pero cuando estamos juntos ejerzo un efecto negativo y andamos más que corremos. Menos mal que el día anterior P. estuvo con los Bandoleros y cayeron unas cuantas subidas al cerro.
El caso es que la sierra estaba preciosa como siempre y con mucha nieve. La verdad es que correr con nieve es un gustazo por las vistas, aunque hay que extremar las precauciones con los resbalones.
Desgraciadamente mientras intentábamos orientarnos por unos senderos nuevos no miré bien donde pisaba y me torcí el pie, eso fue en el km 13, desde allí hasta el 20 tocó sufrir de vuelta alternando el trote con el caminar ligero.
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