Después de la vuelta por la Pedriza y aprovechando el puente, P. y yo decidimos ir a la Olla de San Blas, la ruta la preparó P. como siempre y debo decir que me ha parecido de las más bonitas que hemos hecho.
Hoyo Cerrado es un pequeño valle rodeado por Peñas Linderas (2.109 m), Asómate de Hoyos (2.242 m) y Los Bailanderos (2.122 m), estas lomas protegen el valle y lo mantienen como un refugio natural orientado al sol.
La ruta nace en Soto del Real y es una ruta circular de 23 kms, los primeros 3,5 kms son de relleno y para calentar, dejando el pueblo y las urbanizaciones atrás y en continua subida, ligera pero dolorosa, en frío hasta llegar a la barrera de entrada. Esencialmente se trata de recorrer la pista conocida como “Camino de la Sierra”, en dirección a el Hueco de San Blas.
Se cruza el arroyo Mediano y nace un sendero donde se inicia la subida continua hasta que se va dejando atrás la vegetación, y de repente, a la vuelta de una curva aparece Hoyo Cerrado con toda su belleza, no sé si siempre es así o tuvimos suerte, pero el caso es que el sitio era de película, un rebaño de cabras, un río que lo atraviesa, el prado verda, el sol iluminando todo el valle. Vamos, una auténtica gozada.
A la vuelta, pasamos por una curiosas construcciones metálicas que buscando por internet hemos identificado como trampas para cabras montesas. Las vistas durante prácticamente todo el recorrido son impresionantes.
Hoyo Cerrado es un pequeño valle rodeado por Peñas Linderas (2.109 m), Asómate de Hoyos (2.242 m) y Los Bailanderos (2.122 m), estas lomas protegen el valle y lo mantienen como un refugio natural orientado al sol.
La ruta nace en Soto del Real y es una ruta circular de 23 kms, los primeros 3,5 kms son de relleno y para calentar, dejando el pueblo y las urbanizaciones atrás y en continua subida, ligera pero dolorosa, en frío hasta llegar a la barrera de entrada. Esencialmente se trata de recorrer la pista conocida como “Camino de la Sierra”, en dirección a el Hueco de San Blas.
Se cruza el arroyo Mediano y nace un sendero donde se inicia la subida continua hasta que se va dejando atrás la vegetación, y de repente, a la vuelta de una curva aparece Hoyo Cerrado con toda su belleza, no sé si siempre es así o tuvimos suerte, pero el caso es que el sitio era de película, un rebaño de cabras, un río que lo atraviesa, el prado verda, el sol iluminando todo el valle. Vamos, una auténtica gozada.
A la vuelta, pasamos por una curiosas construcciones metálicas que buscando por internet hemos identificado como trampas para cabras montesas. Las vistas durante prácticamente todo el recorrido son impresionantes.
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