jueves, 16 de mayo de 2013

Siete revueltas - Navalhorno - Peñalara - Cotos

Como se aproxima el 3R y tengo algunas dudas, este fin de semana ha tocado paliza gorda para ver el estado. El sábado, 25 kms ida y vuelta al Puente de la Marmota, y el domingo, 33 kms de montaña. Las conclusiones: soy lento y gordo, pero aguanto el dolor y recupero bien, creo sinceramente que no acabaré en tiempo el 3R por poco pero lo voy a intentar.

La salida del domingo fue tempranera ya que se preveían algunas horas, esta vez P. vino con un amigo, P. bis., las pintas ya anunciaban bastos para mí, delgado, fibroso, el año pasado acabó el TP de 80kms,  3:20 en la maratón de este año, vamos, un tirillas, y así resultó, tirando de nosotros todo el camino.
P. decidió dejar el coche en las 7 revueltas para acabar la ruta en bajada, que quieras que no pero algo anima. Desde allí seguimos el cauce del Eresma todo el rato hasta llegar a la pradera de Navalhorno, todo este tramo se hace a buen ritmo y conversando, pobréticos, ni idea teníamos de lo que nos quedaba.

En la pradera empezamos a girar hacia Peñalara buscando la majada Aranguez como base para iniciar la subida. La sierra tiene muchísima agua y se va chapoteando por todos los caminos. En el chozo de la majada nos encontramos con un grupo de corredores con pinta curtida que más parecían de la legión que otra cosa.

Iniciamos la subida a Peñalara pasando zonas de nieve, P. bis parece un elfo y no deja huella el jodío, el resto marcamos generosamente nuestras pisadas y avanzamos penosamente. A media altura se celebra una votación sobre si seguir a Peñalara (cosa de machos) o bajar a Cotos por Citores (cosas de menos machos). Mis compañeros se apiadan de mi situación y estado y deciden llevarme la contraria y hacer las cosas de machos, vamos a Peñalara, en ese momento y los que siguen, les agradezco su decisión con lágrimas en los ojos y con todas las palabras que encuentro que les describen mejor. De hecho establezco enlaces entre ellos y la fauna cabreril que vemos por el monte y para no quedarme corto, incluyo en los agradecimientos a sus familiares hasta la cuarta generación.

Llegados a Peñalara, descansamos un rato y empezamos la bajada a trote por Citores hasta Cotos, nuevamente mis compañeros deciden dejarme concentrar y se distancian respetuosamente unos cientos de metros, otra gente podría pensar que me dejaron tirado, pero yo sé que ese sentimiento no se albergaba en sus generosos corazones. Prueba de ello, mis palabras de agradecimiento al llegar a Cotos.

Desde Cotos ya sólo quedaba dejarse caer (por los cojones), unos 6 kms hasta llegar al coche donde nuevamente llegaron ellos por delante para prepararme el coche mientras yo llegaba unos minutos más tarde. Se repitieron las escenas de agradecimiento y los llantos de alegría por la unión del grupo. Por cierto, que mis rodillas llegaron 10 mins después que yo y los cuadriceps me los he debido dejar por allí, por que hoy no los encuentro.

En conclusión, que la próxima vez que mis dos cascabeles y el palito me propongan hacer un fin de semana de 53 kms en dos salidas, mejor me lo pienso un poco más y miro como se cansan los deportistas de verdad en la tele, que necesidad tiene uno de estas cosas, por Dios...

1 comentario:

  1. Eso digo yo, no hay necesidad. Pero y lo bien que te sientes cuando lo cuentas. :-)

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