Hecha la prueba de esfuerzo

He hecho mi prueba de esfuerzo, ya tocaba, desde la última hace ya años. Realmente fue una prueba de esfuerzo, me costó un esfuerzo conseguir la cita, otro esfuerzo retrasarla, otro esfuerzo ir y el esfuerzo final de hacerla. Lo anecdótico es el sufrimiento durante la prueba

 Por hacer historia, fui de los que se apuntaron a la oferta de CorriendoVoy para hacer la prueba de esfuerzo en Medycsa, el precio era muy bueno e incluía, análisis de sangre y orina, espirometría y electro en el tapiz rodante.
Sólo tenía la experiencia de la Clínica Oberón por otro precio totalmente distinto y debo decir que al final es cierto que la calidad se paga. Son matices, pero

• eso de que para el peso y la altura la forma de registro sea lo que yo les diga, acojona un poco, 
• o que mientras esté corriendo en el tapiz cada cierto tiempo me vayan tomando la tensión de forma clásica (perilla y endoscopio) pues tampoco es lo que yo recordaba,
• o que no haya vestuarios ni duchas (esto es un detalle menor pero a la gente del metro no se lo pareció después de la prueba)
• o que todas las comunicaciones con Medycsa tengan que ser por correo y aunque les llames por tlf te dicen que les escribas...

Pero bueno, son detalles menores, tampoco el atleta observado era Killian, así que no nos pongamos pijos, y además una vez allí el personal fue muy agradable y con ganas de charlar.

Una vez metido en pruebas, todo empezó muy bien, no se medía la elasticidad ni la fuerza del paciente y como ambos factores en mi caso son parámetros comparables con los de una tabla de madera, pues nada, pelillos a la mar. 

La capacidad pulmonar genial, casi se me sale el corazón por la boca del soplío, por lo visto estoy por encima del 100% en cuanto a los resultados para para entidades de mi genero (macho sin dudas), edad (viejuno), talla (media) y peso (sin coñas).

Pero llegamos a la cinta y sus puñeteros cables, yo creo recordar que duré más en la prueba de Oberón, aquí la verdad es que he notado mucho las 3 semanas que llevo sin hacer nada por viajes y enfermedad. Al poco de empezar a correr ya parecía un Ñu enfurecido, al punto que el amable cardiólogo alarmado por mis resoplidos hizo dos movimientos que me desanimaron completamente, uno preguntarme si estaba bien y si lo quería dejar ya, y otro alejarse prudencialmente para evitar la posible ostia en caso de desmayo y caída en tapiz rodante, se notaban las tablas del jodío. Total, que desanimado por mis sensaciones me esforcé en llegar a mis pulsaciones máximas y pedí acabar la tortura. Ya comentaré mis resultados en el siguiente post...