Esta es una entrada de reflexión, la verdad es que desde el TP60 ando un poco perdido en cuanto a que hacer ahora, hay varias posibilidades, un ultra más largo, un triatlón, mejorar sin cambiar de objetivos (que tampoco sería despreciable). Total, que me he puesto a pensar...
Entre pitos y flautas y por diversos motivos he dejado escapar las carreras habituales de fin de temporada, las dehesas, la cuerda larga, pedrezuela, no sé, no acabo de encontrar el punto de inspiración.
Desde luego es cosa mía, por que mi amigo de correrías está que se sale este año, acaba de terminar Botamarges y ya está pensando en el sorteo del CCC, así que o me pongo las pilas o me bajo del carro por que si me quedo sólo se me joroba el invento, que la pereza para levantarse a las 6 de la mañana el fin de semana es mayúscula y la conocemos todos.
Sin embargo, aunque todavía no tengo claro que hacer, el entrenamiento de este fin de semana me ha traído viejos recuerdos, los malos, como el sudar como un perro andando cuesta arriba y el cerditrote que hace que más que salidas de correr sean de senderismo. Pero también me ha traído los buenos, las 4 horas de conversación dale que te dale sobre cualquier chorrada que nos venga a la cabeza, los olores de la sierra por la mañana, las vistas cuando llegas arriba donde parece que te han puesto el sol para que ilumine el paisaje, los breves momentos en bajada que te sientes como el Killian y bajas chando ostias.
En fin que había olvidado un poco eso que nos hace salir y que ahora que lo recuerdo me compensa los sufrimientos de los entrenamientos, no sé si me apuntaré a muchas o pocas competiciones, si venceré la eterna lucha con el peso, pero sé que volveré a la sierra y que corriendo se ven más paisajes que andando (al menos a mi velocidad), que me gusta más madrugar para ir a la sierra que irme de juerga por la noche, y que tengo que seguir volviendo a la sierra por que me da la vida (música de fondo de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák).
Esta era la parte melódica de la reflexión, la parte práctica es que o me dejo de mariconadas o el dolor que tengo en las patas lo voy a tener siempre que vaya a la montaña, así que ya me puedo ir poniendo las pilas que se me escapa el compañero y se me jode el invento (música de fondo de AC/DC).
Para empezar estoy intentando hacer las salidas urbanas más ligeritas, que el pueblo lo tengo muy visto y hay que darle algo de tensión al asunto, en esencia noto que los últimos años he ido bajando mis ritmos y ahora que veo mis marcas originales de los 10kms pienso que corresponden a otro, no lo hago por que crea que me voy a convertir en un velocista pero si es cierto que estoy de acuerdo con las teorías que recomiendan ritmos más rápidos para acostumbrar al cuerpo a sufrir y de esa forma llevarlo mejor en montaña, se podría hablar de lactatos y demás tecnicismos pero así lo entiendo mejor.
Lo malo es que si antes pensaba que no tenía tiempo ahora que quiero prepararme un triatlón, ya ni os cuento, ahora sólo nadar me parece poco y tengo que doblar y en el mismo día nada y corro, la bici la meto cuando me dejan y en general, lo de siempre, no te explicas como te apañabas cuando tenías un sólo hijo y ahora tienes tres y te sigues apañando pero aplicado al deporte.
Entre pitos y flautas y por diversos motivos he dejado escapar las carreras habituales de fin de temporada, las dehesas, la cuerda larga, pedrezuela, no sé, no acabo de encontrar el punto de inspiración.
Desde luego es cosa mía, por que mi amigo de correrías está que se sale este año, acaba de terminar Botamarges y ya está pensando en el sorteo del CCC, así que o me pongo las pilas o me bajo del carro por que si me quedo sólo se me joroba el invento, que la pereza para levantarse a las 6 de la mañana el fin de semana es mayúscula y la conocemos todos.
Sin embargo, aunque todavía no tengo claro que hacer, el entrenamiento de este fin de semana me ha traído viejos recuerdos, los malos, como el sudar como un perro andando cuesta arriba y el cerditrote que hace que más que salidas de correr sean de senderismo. Pero también me ha traído los buenos, las 4 horas de conversación dale que te dale sobre cualquier chorrada que nos venga a la cabeza, los olores de la sierra por la mañana, las vistas cuando llegas arriba donde parece que te han puesto el sol para que ilumine el paisaje, los breves momentos en bajada que te sientes como el Killian y bajas chando ostias.
En fin que había olvidado un poco eso que nos hace salir y que ahora que lo recuerdo me compensa los sufrimientos de los entrenamientos, no sé si me apuntaré a muchas o pocas competiciones, si venceré la eterna lucha con el peso, pero sé que volveré a la sierra y que corriendo se ven más paisajes que andando (al menos a mi velocidad), que me gusta más madrugar para ir a la sierra que irme de juerga por la noche, y que tengo que seguir volviendo a la sierra por que me da la vida (música de fondo de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák).
Esta era la parte melódica de la reflexión, la parte práctica es que o me dejo de mariconadas o el dolor que tengo en las patas lo voy a tener siempre que vaya a la montaña, así que ya me puedo ir poniendo las pilas que se me escapa el compañero y se me jode el invento (música de fondo de AC/DC).
Para empezar estoy intentando hacer las salidas urbanas más ligeritas, que el pueblo lo tengo muy visto y hay que darle algo de tensión al asunto, en esencia noto que los últimos años he ido bajando mis ritmos y ahora que veo mis marcas originales de los 10kms pienso que corresponden a otro, no lo hago por que crea que me voy a convertir en un velocista pero si es cierto que estoy de acuerdo con las teorías que recomiendan ritmos más rápidos para acostumbrar al cuerpo a sufrir y de esa forma llevarlo mejor en montaña, se podría hablar de lactatos y demás tecnicismos pero así lo entiendo mejor.
Lo malo es que si antes pensaba que no tenía tiempo ahora que quiero prepararme un triatlón, ya ni os cuento, ahora sólo nadar me parece poco y tengo que doblar y en el mismo día nada y corro, la bici la meto cuando me dejan y en general, lo de siempre, no te explicas como te apañabas cuando tenías un sólo hijo y ahora tienes tres y te sigues apañando pero aplicado al deporte.
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